Hola!! En la web tienes información sobre los cursos y horarios en los que los imparto (pincha aquí) y puedes contactar conmigo si deseas más información. Pero en esta entrada me gustaría explicaros un poco cómo son en realidad las clases y el método que sigo.
Los grupos son reducidos, entre 5 y 6 personas, hasta un máximo de 8 personas, número que me permite personalizar completamente las clases; así cada encajera puede elegir la técnica que más le gusta (torchón o popular, Flandes, Binche, Tönder, encaje ruso, encaje de Milán, flores de Brujas, chantilly, duquesa Withof, etc.) y llevar su propio ritmo de trabajo. Pensad que aunque empezásemos todos a la vez, cada uno va a poder dedicarle más o menos tiempo en su casa y a la semana siguiente, ya estaríamos todos desacompasados. Y de esta forma, yo puedo centrarme en las necesidades, gustos o preferencias de cada encajera, adaptando el nivel de los trabajos a cada caso particular.
Tengo dos tipos de cursos, clases semanales de 2 ó 3 horas (un día a la semana), dependiendo del grupo, y clases intensivas (5 horas seguidas impartidas durante una mañana al mes). ¿Cuál es mejor? Todas tienen sus ventajas e inconvenientes. Así, para aquellas personas que se adentren en el mundo del encaje por primera vez yo recomendaría las clases semanales puesto que al principio es necesaria cierta continuidad en el tiempo que permita afianzar las bases del conocimiento y coger soltura en le movimiento de los bolillos. Ahora bien, para personas que ya tienen conocimientos sobre los bolillos o que tengan que desplazarse desde alguna otra localidad o que no tuvieran mucho tiempo entre semana, las clases intensivas permiten en 5 horas plantear una labor, iniciarla y poder trabajar por tu cuenta durante un mes en casa hasta volver a venir al curso, con la labor probablemente lista para rematar y empezar algo nuevo.
¿Cuál es mi objetivo? La respuesta parece obvia, pero voy a insistir: aprender a hacer encaje de bolillos, partiendo desde cero hasta que seas autónoma para poder empezar y acabar los trabajos por tu cuenta. Si nunca has tenido contacto con los bolillos, no pasa nada; si nunca has tenido en la mano un alfiler, tampoco pasa nada. Te enseñaré desde rellenar los bolillos con hilo (que parece una tontería pero no vale de cualquier forma, si se hace mal se desenrollan continuamente), hasta vocabulario básico, por supuesto, los diferentes puntos que se utilizan, y sobretodo a leer los diagramas, interpretar los dibujos, a empezar y acabar la labor buscando siempre que los remates se vean lo menos posible (porque existir tienen que existir, o como dicen en mi tierra “haberlos, hailos”).